(Articulo traducido de The Economist - Bogotá's rise and fall)
Puede Enrique Peñalosa restaurar el empañado modelo municipal?
Los rojos y brillantes buses articulados de Transmilenio, con sus troncales exclusivas y sus paraderos tipo estación, fueron alguna vez el símbolo de una ciudad que se había transformado de la corrupción y el caos de los años ochenta hacia un modelo de brillante gestión admirado e imitado a lo largo de Latinoamérica.
Hoy el caos y la corrupción parecen estar de vuelta. Los buses de transmilenio están horriblemente sobre ocupados incluso en las horas no pico, atrayendo atracadores y roba carteras. Aunque los índices de asesinatos continúan cediendo, sólo un 20% de los consultados en una encuesta realizada en septiembre dijeron sentirse seguros en su ciudad, y 27% dijeron haber sido víctimas de algún delito el año inmediatamente anterior. La construcción de vías en más de 200 puntos separados alrededor de una ciudad con 7,4 millones de habitantes está obstruyendo el tránsito. Las cosas empeorarán en Mayo, cuando los trabajos comiencen en la carrera Séptima, una de las arterias principales.
Los bogotanos culpan de este retroceso a su alcalde, Samuel Moreno, un populista del ala izquierda del partido Polo Democrático. En una encuesta de Gallup del mes anterior, el 85% de los encuestados desaprueban su administración. Contradictores afirman que el alcalde y su hermano, un senador quien renunció este mes al Polo Democrático, han solicitado ‘mordidas’ sobre obras públicas. “Mentiras, mentiras, mentiras” dice el alcalde. Sin embargo, el inspector general gubernamental (procurador) ha empezado una investigación . El procurador se vio forzado a destituir al contralor, Miguel Angel Moralesrussi, e inhabilitarlo del oficio público por 20 años.
Cualquiera sea el resultado de las investigaciones, la ciudad escogerá un nuevo alcalde en Octubre. El candidato que lidera de manera confortable la encuesta de Gallup es Enrique Peñalosa (con un 39%). Como alcalde de 1998 a 2001, él hizo mucho para cambiarle la cara a Bogotá. Además de Transmilenio, él construyó 200 kilómetros de ciclo-rutas, una red de bibliotecas públicas y obtuvo colegios privados para funcionar como nuevos colegios públicos en las zonas más pobres del sur de la ciudad.
Pero Peñalosa, de quien se habló alguna vez como futuro presidente de Colombia, es mejor como administrador de ciudades que como político. Moreno lo batió fácilmente en 2007 prometiendo el inicio de la construcción de un metro, promesa que él aún ha mantenido. Peñalosa, como los tecnócratas, señala en vano que Transmilenio ofrece mucho más valor para ese dinero.
Puede él ganar este juego? Sus alianzas políticas son extensas, pero potencialmente contradictorias. Él ocupa una posición en el Partido Verde, dirigido por otro ex alcalde, Antanas Mockus. Pero Peñalosa también disfruta del apoyo de Alvaro Uribe, presidente colombiano conservador entre 2002 y 2010. Mockus se lanzó sin éxito para presidente el año pasado contra Juan Manuel Santos, el hombre quien eventualmente fue apoyado por Uribe como su sucesor. Uribe resulta odioso para muchos de las filas de izquierda y para los suspicaces. Varios miembros prominentes han desertado, otros han twiteado su disgusto. Muchos en el Partido de la U, de Uribe y Santos, tampoco están contentos, argumentando que ellos deberían presentar su propio candidato.
Peñalosa sin duda espera que sean más los electores activos que los sectarios, y sobre todo que todos ellos quieren que la ciudad funcione bien. Pero no está dejando nada al azar. “Tener varias líneas de metro sería extraordinario”, dijo recientemente. Extraordinariamente costoso, debió agregar.
Traducido por @juanrsan




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